La realidad es que nunca he tenido gran suerte, por no decir nada de suerte, y, la verdad, no sé el porqué aún. Nadie es capaz de decírmelo porque tampoco conocen la razón. Parece que todo se basa en el juego de la Oca: De Oca a Oca y tiro porque me toca. En mi caso paso de un estado a otro en un abrir y cerrar de ojos. Puedo estar alegre, feliz, en una nube..., y acto seguido sucumbido en un hoyo tan profundo del que es casi imposible salir y regresar a la felicidad.
Quien sabe. Quizás esté hecho para que nadie me quiera y para vivir eternamente el juego de la Oca. Espero que esto se solucione pronto, aunque sea el mismo día del fin del mundo, con eso seguro que podre estar tranquilo y aliviado.
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